
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adolescencia como la etapa que transcurre entre los once y los diecinueve años, considerándose dos fases: la adolescencia temprana, de los doce a los catorce años, y la adolescencia tardía, de los quince a los diecinueve años. Sin embargo, y dado que la adolescencia se presenta cada vez de forma más temprana, podemos considerar que existen tres fases dentro de este proceso de crecimiento:
1. Primera etapa. Preadolescencia. Desde los ocho hasta los once años
2. Segunda etapa. Desde los once hasta los quince años
3. Tercera etapa. Desde los quince hasta los dieciocho años
Todos los individuos, durante el período de la adolescencia, presentan un mayor o menor grado de crisis de desarrollo. Desde el punto de vista práctico, el perfil psicológico es transitorio, cambiante y emocionalmente inestable. El desarrollo de su personalidad dependerá en gran medida de la personalidad que se haya estructurado en las etapas preescolar y escolar y de las condiciones sociales, familiares y ambientales que se les ofrezcan. Los cambios y transformaciones que sufre el individuo en esta etapa son considerablemente acusados tanto en la esfera psíquica como en la orgánica. Asimismo, durante esta etapa vital se espera del adolescente que asuma, por imposición, algunas actitudes y cambios tanto físicos como psicológicos que le permitirán crecer como persona y conseguir el fin de la adolescencia como un individuo maduro y equilibrado.
El Programa del Equipo de Apoyo a la Comunidad es un recurso municipal que se ofrece desde el Departamento de Familia e Infancia de los Servicios Sociales Municipales de Jávea (Alicante), en el que Tacte Social viene trabajando desde el año 2020 cuando se le adjudicó el primer contrato para la gestión del programa, y que se renueva durante este mes de septiembre.
El objetivo principal del programa es favorecer una saludable conjugación de la dimensión personal, académica y social de los adolescentes con los que se trabaja.
Se trabaja a través de las tutorizaciones individuales de aquellos/as alumnos/as que presentan necesidades de adaptación al entorno educativo y comunitario. Las tutorizaciones suponen un asesoramiento individual y familiar, con el fin de fomentar el cambio conductual y la adaptación al entorno más cercano del alumno (educativo y comunitario).
La función de las educadoras en su trabajo dentro y fuera de los IES, sería la de ser nexo de unión entre las diferentes esferas:
Familia – Adolescente – Escuela/Comunidad
Es en el escenario delimitado por estos elementos donde tienen lugar las intervenciones, como facilitadoras de estas relaciones, intentando favorecer una saludable conjugación de la parte humana, académica y social del adolescente.
Las problemáticas más frecuentes con las que suelen trabajar las educadoras son:
- Desmotivación académica
- Uso de sustancias tóxicas
- Casos de aislamiento
- Agresividad
- Absentismo
- Desorientación por falta de información
- Casos de acoso por redes sociales
- Trastornos alimentarios
- Episodios de autolesiones
- Conductas sexuales de riesgo
Detrás de todas estas problemáticas se destaca la importancia del posicionamiento familiar, ya que ésta puede actuar como “factor facilitador”, y también como “factor problema”. Encontramos diferentes perfiles de familia, como:
- Familias desestructuradas, con lazos familiares débiles y roles familiares poco logrados, ausencia de normas y límites, figuras de referencia…
- Familias que no dan ningún valor a la enseñanza, y se desentienden totalmente de la situación académica de sus hijos/as
- Familias que no se implican en los estudios, pero que tampoco saben cómo involucrarse.
El Programa de Apoyo a la Comunidad es un programa dinámico, puesto que necesita adecuarse a las diferentes necesidades y demandas que los adolescentes plantean. Asimismo, el programa evoluciona adaptándose también al cambio social y contextual continuo que le rodea.